¿Quién escribe la historia? Mientras se avanza desde la Habana en la construcción de propuestas de paz para el país, también se camina mirando hacia a la creación de una comisión de la verdad, un grupo de personas que establezcan con claridad lo que pasó y lo que no pasó y cuando ese documento sea público, este país va a tener que apretarse el cinturón y pasar el trago amargo de enfrentar las cosas tal como sucedieron. Un trago que va a contener tal dosis de verdad, que con seguridad muchos se van a quedar con la boca abierta, sobre todo los enemigos de la paz, los que a cada minuto salen gritando ante cualquier asunto “fueron las FARC, fueron las FARC” solo para tratar de desviar la atención.
Colombia ha sufrido muchos años de guerra, y durante todo este tiempo los enemigos de la paz han usado a las FARC como cortina de humo para distraer la atención del país de lo que sucede en el territorio nacional, desde los falsos positivos, de los crímenes de Estado, de cómo los corruptos, asociados con mafias y paramilitares, le arrebatan a los campesinos lo poco que tienen (Y como usan a las FARC, usarían cualquier cortina de humo por ellos creada**).
La paz tiene muchos enemigos, mafiosos, paramilitares, vendedores de armas y señores de la guerra, nada mejor para los latifundistas que las poblaciones amedrentadas y asustadas, eso se les convierte en tierra barata, campesinos desplazados y más poder para ellos que ofrecen la falsa idea de seguridad a través de armas y de intimidaciones.
De esa forma en Colombia los poderosos se han hecho a tierra y poder, los políticos con oscuras asociaciones, como Pretelt, solo por citar un ejemplo, que se han adueñado a las malas de vastos terrenos para satisfacer su hambre voraz de dinero y poder.
Para eso la excusa siempre han sido las FARC, porque nada más conveniente para esos oscuros propósitos que un país desestabilizado y atemorizado.
Dos situaciones han tenido lugar en los días recientes, dos sucesos en los que todos los dedos mafiosos apuntan hacia las FARC como responsables sin ningún tipo de verosimilitud ni de investigación; yo quisiera detenerme ahí, porque esta es solo la punta del iceberg de cómo el poder mafioso maneja a los medios de comunicación a su antojo para encubrir sus desastres.
El 20 de mayo, una niña de 8 años murió en el Cauca por un artefacto explosivo, inmediatamente todos los enemigos de la paz salieron a rasgarse las vestiduras y a decir que era obra de las FARC, incluso los negociadores del Gobierno colombiano en La Habana se remangaron sus pantalones en señal de solidaridad, los medios publicaron ampliamente la noticia señalando a las FARC como responsables del hecho, situación que convulsionó las redes sociales generando un rechazo generalizado hacia la siembra de minas antipersonales y artefactos explosivos. ¿Cuál no sería la sorpresa de la sociedad colombiana, cuando se dieron cuenta que no fue un artefacto de las FARC sino un artefacto explosivo del Ejército el que causó la muerte de la menor? Incluso el jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, dio declaraciones al respecto, pero: ¿qué hicieron los medios? Y los que se habían remangado? Alguien le reclamó al Ejército? No, las cosas aquí en este país se quedan así porque es más fácil para los medios encubrir la verdad y culpabilizar a las FARC de todo lo que sucede.
Después vinieron los petardos que estallaron el fin de semana pasado en Bogotá llovieron acusaciones, que habían sido las FARC, que volvió el terrorismo, dijeron de todo, pero cuando comprobaron que las FARC no estaban involucradas en el asunto, ni siquiera se molestaron en aclararlo, solo cambiaron la página, pero de nuevo, el daño ya estaba hecho.
Recuerdan la posesión presidencial del 2006? Pues fueron 7 atentados montados por miembros del ejercito, incluido un coronel, para intentar inculpar a las FARC, afortunadamente en esa ocasión la justicia colombiana, que cojea mas que de costumbre, los descubrió, un poco tarde porque los atentados se ejecutaron y los medios publicaron sus falsas acusaciones a las FARC, pero al final, días después la verdad se supo.
El proceso de paz siempre ha tenido enemigos, para ir muy atrás se puede citar el caso del collar bomba que delincuentes comunes le pusieron a una mujer cuando se adelantaban las conversaciones de paz del Cagúan, todos los medios salieron a gritar “Fueron las FARC fueron las FARC” pero que sucedió? Que no fueron las FARC; sin embargo, hoy por hoy, muchos periodistas siguen pensando y difundiendo que las FARC fueron los responsables cuando está más que probado que fueron delincuentes comunes los que llevaron a cabo esa macabra acción.
Hace una semana, Bloomberg en una entrevista tergiversó y confundió a la opinión pública con interpretaciones mentirosas y sesgadas de apartes de una entrevista a Aldecoa. Todo para enlodar el nombre de las FARC y hacer desde el medio un llamado a la guerra. Hay que aclarar que si las FARC permanecemos en diálogos con el Gobierno es porque buscamos la paz para Colombia.
No muy diferente fue la entrevista a Huberto De La Calle, publicada vastamente en todo el mundo, con la diferencia de que aunque la entrevista no se podía manipular, algunos medios optaron por cambiar el titulo a su voluntad para generar más temor y dudas frente a lo afirmado por el jefe negociador del Gobierno.
Para terminar en este asunto de periodismo al servicio de oscuros poderes, ni hablar de la entrevista que la agencia internacional AFP hace al comandante Pastor Alape, se pregunta uno: por qué no tuvo la misma difusión que el texto de Humberto De La Calle? Pues porque a los medios colombianos no les interesa lo que sucede en La Habana, les interesa el terror, les interesa la guerra que los alimenta con titulares mentirosos y sesgados y que infunde el terror entre los habitantes y el hambre y la sed de sangre. Cualquier otra opción parece pasarles desapercibida.
Muy extraño que todo esto suceda con los medios nacionales, y más cuando ya los análisis han demostrado la relación entre esos medios, sus dueños y el poder.
“hay que hacer creer al pueblo que el hambre, la sed, la escasez y las enfermedades son culpa de nuestros opositores, y hacer que nuestros simpatizantes se lo repitan en todo momento”, decía Goebbles.
En medio de la estrategia de Alemania, Goebbles, ministro de propaganda de la Alemania nacional socialista, un ideólogo cercano al gobierno de Hitler, determinó los 11 principios de la propaganda. Pareciera que los enemigos de la paz en Colombia se los hubieran aprendido de memoria. Por aquí les dejo los principios de Goebbles a ver si se les parece a algo que hayan visto recientemente en los medios. Solo por casualidad:
Los once principios de la propaganda Nazi:
Principio de simplificación y del enemigo único.
Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición.
Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
Principio de la exageración y desfiguración.
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización.
Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
Principio de orquestación.
La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
Principio de renovación.
Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Principio de la verosimilitud.
Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
Principio de la silenciación.
Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión.
Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
Principio de la unanimidad.
Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
Hay que añadir que cuando los aliados entraron a Berlin, Goebbles terminó asesinando a sus hijos y se suicidó con su mujer para evitar ser capturado.
NOTA.
Decía el escritor español Jaume Perich: “Hay dos tipos de patriotas: los que aman a su país y los que aman al gobierno de su país; lógicamente los gobiernos consideran más patriotas a estos últimos.”
Tomado de www.pazfarc-ep.org/index.php/blog/2843-la-culpa-es-de-las-farc
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