Para el primero de mayo: La lucha es contra el capitalismo

Por Rodrigo López Oviedo/ 28-04-2014

Tomado de PACOCOL/

Este primero de mayo, los asalariados del mundo vuelven a la calle a celebrar, en medio de la mayor fraternidad, el Día Internacional de los Trabajadores, oportunidad que siempre han aprovechado para recordar a sus mártires, especialmente a los obreros de Chicago, pero sin olvidar a los de sus respectivos países, y denunciar los tratos humillantes de sus patronos, que no solo les niegan un salario decente, sino que, además, se aprovechan de estar al frente del Estado para cercenarles las conquistas alcanzadas en combativas acciones.

Nada de lo que los trabajadores tienen les ha llegado gratis. Ello ha sido el fruto de luchas y refriegas, de movilizaciones y paros, y de todo lo que ha significado emplazar a las oligarquías para que le mermen a sus apetitos voraces. Sin embargo, a pesar de tales manifestaciones de búsqueda de un mejor nivel de vida, en lugar de mejorar, retroceden en sus conquistas, al punto de no poder disfrutar de estabilidad en su trabajo, de prestaciones adecuadas, de derechos vitales como el de la salud y la educación, y todo esto en un ambiente donde les es restringido el derecho a la organización.


Tales han sido las consecuencias aportadas por un sistema capitalista que les oprime, pero que cada vez se hace más odioso a través de políticas neoliberales que, con el cuento de la competitividad, han venido incrementando el monto de las utilidades patronales a través del abaratamiento de las nóminas.


Pero también el Estado ha hecho su aporte a estas embestidas. Estando como está al servicio de las oligarquías, ha retirado de su presupuesto gruesas sumas de lo que antes invertía en salud, educación, agua potable, cultura, deportes para poderse confesar carente de recursos y permitir que estos servicios se conviertan en mercancías y, por ende, en nuevas fuentes para la mayor concentración del capital; pero también para tener forma de reducir los impuestos al capital, mientras se castiga con el IVA y otras arandelas al grueso de la población.


De allí que cada vez haya más motivos para elevar la condición de esta celebración a nuevos niveles de lucha proletaria. Y de allí que se requiera, más que nunca, que con los obreros desfilen más campesinos, más indígenas, más representantes de la raza negra, más empleados, en fin, más colombianos que sientan que al poder oligárquico se le debe oponer la fuerza organizada de un pueblo que día por día se resiste más a seguir viviendo como hasta hoy y que busca un cambio que invierta las condiciones de poder en nuestra patria. El Primero de Mayo es una bonita ocasión para evidenciarlo.